Loimil: Un viaje en el tiempo.

Las fábricas de papel hicieron su aparición en Galicia a principios del siglo XVIII, llegando haber unas 25 a lo largo del XIX y parte del XX, decayendo a posteriori con las fábricas de papel continuo. Esta industria arrancó en Galicia con el clero como principal cliente y Santiago como cuna eclesiástica e universitaria, copó al principio la actividad. Así nos lo cuenta el investigador estradense, Damián Porto Rico, en el artículo "Algúns impresores (e libreiros) nas terras da Estrada", en la publicación anual do Museo do Pobo Estradense. Estos ingenios hidráulicos se edificaban a los pies de los ríos, pues la calidad del agua era imprescindible para la obtención de buen papel. La cercanía a Santiago, más la riqueza y excelencia fluvial, hacían de A Estrada un lugar idóneo para este tipo de estructuras, construyéndose dos: la de Riobó y la de Loimil a los pies del cauce del Riomao. De esta última se conservan las ruinas que, poco a poco, la vegetación de ribera ha tomado para sí, en un abrazo natural integrándolas en su esencia. A la altura de este curso del río, una fervenza pequeña y un molino aderezan este patrimonio industrial. Un poco más abajo, otro par de molinos más contribuyen a este paseo por el tiempo, que estando ahí, difícil es no retrotraerse e imaginar como serían los trabajos, casi  artesanos, en aquel momento y en tan bello lugar. 






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